Hemos vivido un avance que se podría considerar revolucionario en las dos últimas décadas, en lo que respecta al desarrollo de nuevos dispositivos para su empleo en la cirugía vascular. Nada tiene que ver la cirugía practicada con los antiguos instrumentos quirúrgicos en la cirugía vascular, a los empleados en la cirugía mínimamente invasiva endovascular.
La industria de acuerdo con las necesidades que han ido surgiendo en base a solución de problemas, ha ido desarrollando nuevos instrumentos, en muchas ocasiones basados en sofisticados mecanismos, que nos han permitido realizar procedimientos de una forma más precisa y también eficaz.

Por otro lado, los dispositivos del inicio, muchos de ellos han conservado su filosofía de funcionamiento, pero se han incrementado sus posibilidades de empleo mejorándose, logrando que estos pudieran acceder de forma más fácil al lugar de la lesión donde debían actuar, o han logrado gran precisión o fiabilidad en su empleo.
Sin embargo, todos los dispositivos hasta el momento actual utilizados en cirugía vascular se soportan en sistemas mecánicos más o menos desarrollados, en base a una tecnología en el empleo de los materiales más adecuados donde las aleaciones metálicas y los derivados plásticos son la base de estos dispositivos. El mundo sigue evolucionando y se siguen desarrollando nuevas tecnologías muchas de ellas aplicadas en la industria, siendo la del armamento su principal motor.
La medicina, como históricamente ha ocurrido va de forma incomprensible en el último furgón de la aplicación de los nuevos y últimos avances tecnológicos. La inteligencia artificial es una de las nuevas tecnologías que se están desarrollando e incrementando su aplicación en los diferentes campos del conocimiento.En medicina se está empezando a utilizar de forma muy tímida en el campo diagnóstico y algo menos en el terapéutico.
Los dispositivos endovasculares se aplican en el momento actual en base, por un lado, al uso de habilidades, por otro lado, auxiliados por medios de imagen valorada en mayor o menor medida en la apreciación subjetiva, y en muchas ocasiones los resultados pueden variar de acuerdo a circunstancias derivadas de un riesgo en la siempre existente imprecisión en su implantación.
Será preciso dotar a los dispositivos de soportes auxiliares de inteligencia artificial que por una parte favorezcan la información previa a la realización del procedimiento, nos den una exactitud en la implantación, nos hayan previsto los riesgos de realizar las diferentes maniobras posibles y nos vuelvan a informar sobre lo realizado con la aportación de los datos que hagan una prevención de la evolución futura.
Posiblemente admitir esta nueva tecnología a la existente, exija como sucedió en situaciones previas con la cirugía endovascular, un cambio de mentalidad a la hora de plantear la atención del paciente, pero será necesario e imprescindible para poder seguir avanzando.
Prof. Carlos Vaquero – Director de Noticias Endovasculares
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