Comenzamos el año 2018 con la incertidumbre del funcionamiento de la nueva orientación que la industria ha dado al soporte, fundamentalmente de gestión económica a la formación continuada.
Nuevos códigos éticos y especialmente formas de actuación, se están implantando y desarrollando a nivel de los teóricos beneficiarios que son los facultativos y de quien lo soporta, la industria y por supuesto los organizadores de los eventos científicos.
Lo cierto es que hasta ahora el sistema no es nada ágil y además se ha podido comprobar que en el primer evento internacional de relevancia que se desarrolla al principio del año, es excluyente para los médicos de formación que en teoría deberían de ser los más beneficiados, al exigirse para obtener la consabida «beca» cinco años por lo menos de experiencia en la especialidad.
Para salvar estos obstáculos desde el punto de vista práctico, se han propuesto múltiples fórmulas desde la creación y utilización para estas gestiones de asociaciones científicas, fundaciones ya sea creadas para este fin o utilizando las ya existentes adscritas a instituciones privadas o públicas.
Esta vía funciona en contados casos, independientemente que hay que considerar que a corto plazo tendrán dificultades de justificación de gestión, en especial las recientemente creadas no adscritas y soportadas a instituciones, para estos fines.
El hecho que los organizadores de los eventos tengan que gestionar mediante la concesión o adscripción de Becas, previa dotación dirigida por parte de la industria a un determinado colectivo sanitario, y que posteriormente sea el responsable de este último, quien decida quién debe de acudir, no se presenta como una gestión fácil, sin problemas en el desarrollo práctico.
El posible que algunos organizadores de eventos se tengan que convertir o por lo menos contratar a agencias de viajes, independientemente del problema que se presenta a nivel hospitalario en algunas unidades por el sistema de adscripción.
Parece que el asunto se presenta bastante complicado, es posible qué con la práctica, sea más fácil que lo que de forma superficial parece.
Por otro lado, y posiblemente derivados por excesos del pasado, la otra parte que es la administración, también se ha sensibilizado por el tema ético, y en algún centro sanitario ya se ha distribuido normativa de que todo obsequio, aunque sea de un mínimo valor debe de pasar por la Dirección del Centro, lo mismo que se requerirá a los delegados de las empresas para permanecer en el hospital una acreditación especial sin saber cuáles son los requisitos hasta el momento.
A nivel del quirófano, que la persona de la industria que asiste a un procedimiento, este capacitado y acreditado desde el punto de vista técnico y ético, y lo basan fundamentalmente en temas de confidencialidad de datos, a lo que se añade el consentimiento informado de la presencia de estos asistentes por parte del paciente.
Es imprevisible cual es el camino que se va a recorrer, pero lo que es indudable, es que estamos en el comienzo de una nueva etapa de la relación del personal sanitario y la industria, por lo menos en nuestro país y que diferirá sustancialmente a la mantenida hasta ahora.
Prof. Carlos Vaquero (Director de Noticias Endovasculares)