Han pasado más de veinte años, desde que el colectivo de angiólogos y cirujanos vasculares, casi de una forma generalizada comenzó a concienciarse que el tratamiento de la patología vascular se encaminaba por procedimientos de cirugía mínimamente invasiva, es decir por lo que conocemos como cirugía endovascular.
Al principio reticencias, objeciones e incluso rechazos hacia una nueva concepción de la cirugía vascular, que a pesar de las añoranzas, romanticismos e incluso ciertos egoísmos y situaciones de incompetencia, se iba imponiendo.
En el momento actual hasta los nostálgicos de nuestro colectivo han reconocido la evidencia, y se practica estos procedimientos endovasculares de forma generalizada por la casi totalidad de angiólogos y cirujanos vasculares, ya formados en las bases filosóficas y técnicas de este perfil quirúrgico.
El angiólogo y cirujano vascular, en nuestro país, que no es equivalente en todos, se presenta como un médico que atiende al enfermo afecto de una patología de los vasos sanguíneos y se ocupa de la atención global del paciente en el diagnóstico, el tratamiento y en especial en el necesario seguimiento.
Sin embargo, no se ha logrado totalmente que este concepto de atención se haya impuesto de forma generalizada y todavía persiste el profesional que trata lesiones sin aportar una atención global como médico.
Por otro lado, es evidente que se está produciendo una evolución en las especialidades con sus procedimientos terapéuticos donde el especialista realiza procedimientos terapéuticos que más bien son quirúrgicos, donde se puede deducir la desaparición de muchos perfiles de cirujanos.
Nuestra especialidad está conceptualmente posicionada de una forma envidiable, frente a otras que han ido disminuyendo su actividad al ser realizadas por otras, evidentemente sin perfil quirúrgico, en base a que una técnica la puede aprender y aplicar cualquiera, incluso correctamente desde el punto de vista técnico.
Posiblemente sea el momento de dar un paso adelante de nuestro colectivo, manteniendo nuestra actividad por su soporte patológico de afección de los vasos sanguíneos en todos los territorios, pero también reivindicando técnicas vasculares para el tratamiento de la patología de las vísceras y órganos en base al manejo técnico de los vasos.
Para poder defender los principios y bases de actuación, se debe de tener un colectivo fuerte y también numeroso, a la vez de la existencia de una necesidad de buscar nuevos campos de actuación, territorios que al no haber sido atendidos en su momento fueron ocupados por otros.
¡Qué mala política, la restrictiva en la formación de un mayor número de angiólogos y cirujanos vasculares en el pasado, por el egoísmo, mala visión, o lo que es peor, por los intereses de algunos!
Prof. Carlos Vaquero Catedrático de Angiología y Cirugía Vascular
Director de Noticias Endovasculares
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