Lamentablemente la pandemia a nivel mundial por infección por coronavirus, ha alterado y modificado, cualquier actividad en todas la áreas geográficas en los múltiples ámbitos profesionales y muy especialmente en el sanitario, al tener que priorizar la atención a la población en el campo del problema, que pone en riesgo de forma grave la salud de los afectados incluso condicionando su propia supervivencia.
Esta priorización de atención sanitaria, y dependiendo del grado de afectación de la pandemia, ha modificado la atención de los pacientes con patología vascular que requerirían procedimientos endovasculares para su tratamiento.
En algunos casos, como ha sido en nuestro país, se ha paralizado la terapia endovascular en casi su totalidad y en otros, la inmensa mayoría ha disminuido los procedimientos a la espera de una mejor situación sanitaria.
Muchos enfermos, aquellos que es posible esperar, aunque sea de una forma no larga en el tiempo demorado su tratamiento, están pendientes de ser intervenidos, reservando las actuaciones quirúrgicas a aquellos enfermos que no era posible retrasar su intervención.
Al disminuir los procedimientos, la industria se ha visto poco más o menos paralizada al disminuir la necesidad de dispositivos y en algunos casos no ser recomendable la realización de procedimientos complejos. También incluso en algunos casos se ha paralizado la actividad de la industria por la propia afectación de la infección de sus propios empleados o la imposibilidad de tutorización o asistencia técnica de sus profesionales al tener que respetar confinamientos.
Otro aspecto ha sido la posibilidad de celebración de eventos científicos relacionados con la práctica endovascular. La inmensa mayoría de ellos prudentemente se han suspendido o se han demorado para fechas donde presumiblemente se haya recuperado la situación.
Solo tenemos referencia de uno de gran participación que se obstinan en mantener o por lo menos no anunciar su suspensión; empecinamiento sólo comprensible por motivos económicos, que de demostrarse y confirmarse sólo demostraría un despreciable comportamiento por el organizador y sus socios organizadores.
La industria se debería plantear si es ético, ya que estamos inmersos en planteamientos éticos en relación a eventos científicos, participar en el mismo.
Sin lugar a dudas es previsible, esperemos más pronto que tarde, que se recupere la actividad normal y que los pacientes con patología vascular puedan seguir siendo correctamente tratados con la colaboración de la industria que pro- mueve, desarrolla y distribuye los dispositivos necesarios para ello. También es de esperar que esta situación especial de pandemia, no influya de forma negativa en esta industria, tan necesaria para la actividad endovascular y que la situación social o económica no repercuta en ningún aspecto de su actividad empresarial.
Prof. Carlos Vaquero Catedrático de Angiología y Cirugía Vascular Director de Noticias Endovasculares
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